Despertarse
oliendo pan
El Forn de Pa Casa Dalmau, en Rupià, era uno de los más antiguos y tradicionales de la zona, un lugar donde se encontraba el pan de toda la vida.
Lejos de la idea romántica e idealizada de la figura del que hace pan estaba Josep
Maria, la cuarta generación de panaderos del Forn de Pa Casa Dalmau, en Rupià. La
simpleza, y al mismo tiempo calidad, del producto que ofrecía escondía la crudeza de
su oficio.
No sé si la soledad de las largas jornadas de trabajo se saboreaban al probar
su coca dulce, con ese toque justo de anís que te inundaba la boca.
Este pequeño universo era un claro ejemplo de que menos es más.
Fotografías: Anna Pla-Narbona
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