El aceite Oli de Ventalló es mucho más que un simple ingrediente. Es pura esencia, un tesoro que lleva con él la verdad de una tierra y de una tradición que perdura en el tiempo. Este aceite de oliva virgen extra, elaborado con técnicas tradicionales y olivas autóctonas, es el fruto de una historia que comienza entre sacos de olivas y olivos milenarios. Y de las manos que tienen cuidado y que no solo cultivan un producto, sino que preservan una cultura, una manera de vivir conectada profundamente con la tierra.

Nacida entre los campos de olivos que se extienden al horizonte, la fundadora de Oli de Ventalló ha crecido con el sonido del viento entre las ramas y el olor de la oliva recién cosechada. Desde pequeña, aprendió el valor de cada gota de aceite, la paciencia que requiere el proceso y la dedicación que se transmite de generación en generación. Hoy, sigue con orgullo esta tradición familiar, elaborando un aceite que es fiel a la tierra que lo ve nacer y a las técnicas que sus antepasados perfeccionaron con amor y cuidado.

Las olivas que nutren este aceite son autóctonas, de proximidad, arraigadas a la tierra de Ventalló, en el Alt Empordà. Se cosechan en el momento preciso, cuando están cargadas de sabor y de vida. Su prensada, realizada siguiendo métodos tradicionales, preserva su pureza, manteniendo intacto el oro líquido que brota. El resultado es un aceite de oliva virgen extra que al probarlo llena el paladar con una explosión de sabor, con la sinceridad y la riqueza de la naturaleza que lo ha creado.

Así, el Oli de Ventalló es más que un producto, es un bien esencial que habla de una manera de vivir que valora la autenticidad y la proximidad. En cada gota de este aceite se encuentra la verdad, una verdad que permanece en la boca tras degustarlo con un simple trozo de pan. Su gusto profundo, intenso y ligeramente amargo, nos transporta a un paisaje lleno de viejos olivos, con los troncos retorcidos por los años y las raíces profundas que se adentran en la tierra ampurdanesa.

El aceite Oli de Ventalló no es solo el resultado de un proceso, sino la expresión de una tierra rica y generosa, de un clima que regala días de sol y noches frescas, y de unas manos que han aprendido a respetar los ritmos naturales. Es el aceite de la verdad, la verdad de una tierra que sabe cuidar lo que es suyo, que sabe cómo dar lo mejor de sí misma. Y así, cada vez que abrimos una botella de Oli de Ventalló, el Mediterráneo se hace presente, con su luz, su calma y su fuerza, exhibiendo la verdad de la vida.

Fotografías: Anna Pla-Narbona