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HISTORIAS

Producto local

Lo que la naturaleza nos regala

En cada estación, el Empordà despliega un nuevo mosaico de sabores y aromas. La tierra y el mar, generosos y sabios, ofrecen sus frutos siguiendo su propio ritmo. Es aquello que la naturaleza nos regala y que los sentidos saborean.

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Pero detrás de cada ingrediente hay mucho más que la naturaleza. Están las manos que lo cuidan, lo cosechan, lo pescan y lo transforman en una comida memorable. Los productores, los pescadores, los agricultores y ganaderos, así como los cocineros, son el alma de esta historia, los guardianes de una tradición que se renueva cada temporada.

 

En los viñedos, el viento de tramontana acaricia las cepas que darán vinos con carácter, impregnados del paisaje que los rodea. En las huertas, manos expertas recogen la judía “del ganxet” con paciencia, seleccionan con cuidado las manzanas, esperan el punto óptimo de la cebolla y disfrutan del inconfundible aroma del “recuit de drap” recién hecho.

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En el mar, los pescadores salen al alba, conocedores de un equilibrio que debe respetarse para que el mar siga ofreciendo sus tesoros: gambas de Palamós, anchoas de L’Escala, cigalas y lubinas de aguas cristalinas. Y en la montaña, entre robles y encinas, se esconden las trufas y las setas de otoño, esperando ser descubiertas por ojos expertos.

 

Pero el producto local no tiene sentido si no llega a la mesa. En los mercados de los pueblos, los agricultores y artesanos comparten sus conocimientos con quienes se detienen a escuchar. En los restaurantes, los cocineros dan una nueva vida a cada ingrediente, preservando su esencia y llevándola más allá, hasta la memoria de quien los degusta. Desde las fondas tradicionales hasta los templos gastronómicos más innovadores y dignos de estrellas, el Empordà es un territorio que se saborea, se vive y se recuerda a través de su producto.

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Cuando nos nutrimos de la tierra y del mar con respeto, cuando elegimos lo que es de temporada, cuando valoramos el trabajo de quienes lo hacen posible, no solo comemos, sino que formamos parte de una historia que se cuenta en cada plato. Porque el producto local no es solo una elección. Es un homenaje al territorio, a sus productores y a su cocina. Y en el Empordà, este homenaje se vive en cada bocado.

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